Bueno, aunque con el tema del metro nos podríamos tirar muchísimo tiempo, hoy solo tengo intención de recalcar una de las muchas costumbres molestas que tiene la gente en este medio de transporte. Y es que cuando el susodicho no va especialmente lleno, proliferan un tipo de personajes que dan ganas de hablar con ellos para decirles de todo menos bonito. En este caso, me refiero a la gente que te confunde con una puerta o una de las barras del metro que están a su disposición para apoyarse. Como cuando esperas a alguien en la calle y apoyas tu espalda en la pared.
Me parece una falta de respeto enorme, y encima pasa, que intentando hacerles ver que molestan, te mueves y les da igual. Se separan y vuelven a las andadas. En esos casos hay tres escenarios posibles:
- Tienes hueco suficiente y puedes alejarte del individuo
- Estas de buen humor y lo único que haces es moverte para que la otra persona termine entendiendo que no eres su sofá, como mucho, le comentas a la persona lo que sucede.
- Estas de mal humor y decides retirarte rápidamente de donde te encuentras, perdiendo el equilibrio el caradura y casi calléndose. Te giras y le dices que a ver si se apoya en quien le puedas nombrar.
Lo peor es que cualquiera de las dos últimas opciones termina en discusión, nunca reconocerán su error y nos veremos en vueltos en un sinsentido. Lo peor de todo es pensar que podamos llegar a esta situación, el respeto entre congéneres (o gente que aparenta serlo) se ha perdido totalmente y pocas son las luces que podemos ver en estos días.
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