lunes, 29 de julio de 2013

¿Victoria? (El destino del caballero II)

Este poema es continuación de este otro: El destino del caballero


Han pasado tres semanas,
Cuando entré pensé
Que saldría al alba,
En mi vida imaginé,
Que mi interior
Fuera tan difícil de vencer.
Mientras camino por el recibidor,
Que me llevará a la libertad,
Y el aire puro del exterior,
Intento no engañarme,
Pues en mi pecho puedo sentir,
Que sigue ahí mi demonio interior,
Que durante algún tiempo lo he mandado a dormir,
Pero no tardará en querer resurgir.
He ganado la primera batalla,
Más cruenta y larga será la guerra,
Que contra mis pesadillas,
Mi ser se enfrenta.
Cojeando alcanzo la puerta,
Los goznes de hierro resuenan,
Mientras empujo la vieja madera,
Es de día,
Inevitablemente el sol me ciega,
Espero a acostumbrar mi vista,
Con el hombro apoyado en la puerta.
Sonrío al distinguir en la lejanía,
De mi alazán negro
En el lago la presencia,
Comienzo a andar hacia él,
Necesito llegar al pueblo,
Descansar y alimentarme bien.
Mi estado debe es lamentable,
El primer paso sin apoyo es complicado,
El segundo interminable,
El tercero incompleto,
Pues inconsciente caigo al suelo

El destino del caballero

Bajo del caballo extenuado,
Por fin nuestro camino ha terminado,
Al viejo torreón hemos llegado.
Mi más antigua fortificación,
Aquella sin guarnición
Sin comercial o estratégico valor,
Tan solo el sitio de expurgación
Del demonio de mi interior.
Desmonto del animal
Para acercarlo al lago
Y que pueda abrevar.
Me quito de la espalda el escudo,
También la espada,
A lo que voy a enfrentar
Con armas humanas no se le puede dañar.
Hago lo propio con yelmo y coraza,
De nada me servirán.
Alzo la vista,
El cielo negro acaricia la torre
Sabe lo que espera esta noche
La tormenta de mis emociones,
Al alba saldré por esta puerta
O yaceré tras ella.
Será el orgullo mi bandera
O su asta mi pecho atravesará.

martes, 16 de julio de 2013

Muerto

Se acerca ya el final,
La muerte cerca está,
La puedo sentir,
Cabalgando veloz hacia mí.

No te acerques más,
No tiene sentido llorar,
El tiempo para la compasión
Hace bastante que quedó atrás,
Ahora solo es momento de la extinción,
De mi alma la definitiva desaparición.

No te molestes más,
Déjame morir en la intimidad
En la profunda oscuridad de mi ser,
Donde mis pensamientos arden,
Pues formularlos no puede suceder,
Son como flechas directas a tu pecho,
Y en mi vida ya bastante daño he hecho.

Haz como siempre has hecho,
Olvida mi existencia e incluso mis ruegos,
No te molestes en entender este poema,
No sale de mi cabeza,
Es la sangre de mi herida en el pecho
Que brota sin clemencia
Y al caer sobre el papel forma estos versos.

¿Por qué consideras importante mi fenecimiento?
Si cuando estaba herido en otro tiempo
Nunca pensaste si necesitaría tu aliento,
El roce de tu mano en mi rostro,
Un simple gesto de afecto.

No te arrepientas ahora de lo que has hecho,
Deberías haber sido consciente antes de que la situación,
Terminase con alguien muerto.


Una vez hayas leído todo esto,
De rodillas ante mi cuerpo inerte,
Tirado en el suelo,
Seca tus lágrimas y vete,
No te molestes en concederme entierro,
Pues prefiero morir como siempre viví,
Sin importar a nadie que he muerto
Y reunirme con la naturaleza,
Por la descomposición del paso de tiempo.

jueves, 11 de julio de 2013

Rabia

Días de tolerancia nula,
No reaccionas, no piensas,
La rabia es tu única gasolina
Y el odio, todo lo que tienes por mira,
Unas gafas invisibles,
Que modifican el color de la vida,
Que eliminan tu parte sensible,
Días en los que solo te apetece,
Arquear hacia atrás el cuerpo,
Mirar al cielo,
Y dejar que tu rabia grite.
Esos días que caminas por la calle,
Rezando porque el azar no te traicione,
Y ante una interacción inadecuada,
Tus nervios estallen y mal reacciones,
Que ante la mínima provocación,
Puedas acabar en el hospital,
En comisaría o en prisión.
Días de nervios descontrolados,
Que revientan de haber estado,
Tanto tiempo presionados,
Vida personal, trabajo, sociedad,
Son elementos de control,
Que oprimen tu ser sin límite ni saciedad.
Días en los que eres incapaz de pensar,
En el motivo de tu malestar,
Simplemente notas tensar tus músculos,
Sin ningún tipo de voluntad,
Sientes las ganas de jugarlo todo a una carta,
En un combate a muerte,
Sin reglas, de esos en los que vuelan dientes,
La demencia se apodera de tu cabeza,
Y realmente eres consciente,
Pero al final te importa una mierda.
Días en los que odias lo que te rodea,
Pero odias más lo que llevas dentro,
Sientes como esa pantera a tu alrededor merodea,
Y salta directa a tu corazón el centro,
Estallando la ira en el momento menos oportuno.

lunes, 1 de julio de 2013

Juguete roto

Hay un niño de rodillas en el suelo,
Desconsolado está gimiendo,
Llorando sin parar
Porque su juguete es incapaz de reparar,
Han pasado ya un par de semanas
Y la solución no parece encontrar,
Más no permitirá en esto ayuda,
Es su responsabilidad,
Él lo estropeó
Y él lo ha de arreglar.
De lejos,
Amigos y familiares observan,
Uno de ellos se acercó sin reservas,
Hace ya un par de días,
Y solo recibió un golpe de orgullo y malas respuestas.
Desde entonces todos saben su sitio,
Más observan al niño con inquietud,
Temen ser rechazados,
Ante, de ayuda, una nueva solicitud,
Pero sobre todo crece un temor,
Que el golpe de perder su mejor juguete,
Haga mella en la vida del menor.
Pero la pregunta sin formular,
Es si el juguete volverá a tener utilidad,
O habrá llegado su final,
Y de una bolsa de basura,
Parte pasará a formar.

Soledad

Dama de esquiva presencia,
Tan odiada como deseada,
De piel tersa y bronceada,
De larga y oscura melena
Que al ondear al viento
A quien la mira embelesa.
Profunda y peligrosa mirada,
Cual mar en demasiada calma,
La trampa completa con unos labios para el pecado,
De esos que cuando besas te convierten en esclavo.
Las curvas de su cuerpo,
Nunca podrás olvidar,
Si tus manos sobre él,
Alguna vez lograste posar.
Cuando desnuda está ante ti,
Los deseos no se pueden reprimir,
La necesidad de estar dentro de ella
Crece sin oposición,
Mientras su sensualidad atrapa tu corazón.
Cuando el sexo ha terminado,
La verás sonreír con descaro,
Sabe que desde ese mismo instante,
De su recuerdo no podrá tu mente ausentarse.
Su sexo sabe a libertad,
Pero es la prisión más cruel,
Que una persona pueda imaginar,
Desear sin poder tener,
Y cuando se tiene,
Obtener sabiendo que no se podrá mantener.
Estar a su lado es asfixiante,
Separarse durante largo tiempo,
Agonizante,
Ni contigo ni sin ti,
Quien te ha conocido puede vivir.