jueves, 9 de febrero de 2012

Las consecuencias de la ignorancia



Cuando la luna se esconde,
Y el sol realiza su aparición
Se ve dos figuras en el balcón,
El Rey, es político responsable,
Al menos eso de él se dice,
Entre la nobleza que lo bendice.
A su lado un consejero,
Con gesto preocupado, lastimero;
Pues, marchar, están viendo,
A dos caballeros de su feudo.

-Cada mes son más,
Los que marchan majestad.
-¿Temes una revuelta, no es así?
-Efectivamente majestad,
Esos errantes me preocupen en verdad.
-Vano es, amigo mío, tu malestar,
Pocos caballeros en su bando
Y demasiados bajo mi mano.

Reflexiona el consejero
Medidas agresivas en poco tiempo
Se han tomado desde la llegada
Del rey al gobierno.
Las cosas ya estaban inflamadas
Campesinos y soldados
Sin ningún trabajo o dinero.
Indignación en nuestras calles
Solo el ocio les distrae,
Las canciones y representaciones.

-Si nos atenemos al precepto romano-
Comenta el adulador siervo-
Que pan y circo,
Mantienen al pueblo unido,
Bajo el mando del gobernante rígido;
¿no habrán sido imprudentes,
Las retenciones recientes?
-¿A qué detenciones se refiere?
-A las de los traidores al arte,
Quienes recitaban las canciones,
Sin permiso de los trovadores,
Y sin pagar por ello retribuciones.
-¡Jamás! ¡Los escritos son de los nobles,
Es inconcebible permitir
Que gente de clase baja les robe,
El dinero de sus grandes creaciones!

-Más, ¿no será esto demasiado?,
Tensar tanto la cuerda es malo,
Sin trabajo, dinero y entretenimiento,
¿Cómo mantener contento al pueblo?
-¿Contento? No me hagas reír consejero,
¿Por qué habría de complacerlos?
Sólo son una panda de borregos.
-¿Señor? ¿Está usted seguro,
De todo lo que está diciendo?
-Por completo,
¿Acaso no puedes ver,
Que de mi mano están comiendo?.

Un tiempo más tarde,
Con la luna en plena hegemonía,
El puente de la ciudad descendía,
Las puertas, de par en par, se abrían
Y cabalgaban por ellas miles de caballeros,
A los que se unía el pueblo llano
Y los guardias de palacio.

La ciudad salió indemne,
No así sus figuras prominentes.
Rey y nobles fueron apresados,
Apartados del poder y encarcelados.
El pueblo se autogobernó,
Y del atolladero salió,
Pues quedaba claro
Que quienes el fuego provocaron
No sabían cómo debían apagarlo.

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