miércoles, 16 de marzo de 2011

El idiota de la semana ( VII ): Cuando los mayores pierden el respeto

Si hace poco hablaba de la necesidad de que los chavales conozcan el significado de respeto y lo lleven a cabo con todo el mundo, haciendo incapie con las personas mayores, hoy voy a hablar de esa situación que todos hemos vivido, cuando una persona mayor que normalmente demanda respeto a su persona demuestra a las claras y sin ningún tipo de rubor que no lo tiene. Es imprescindible para que exista el respeto que este sea mutuo, tu puedes comportarte de manera sumamente respetuosa con alguien y recibir a cambio todo lo contrario, seguramente no vuelvas a dar muestras de respeto a esa persona. Y no me extraña, ya que es una situación que debe ser mutua, o así al menos lo veo yo, no existe respeto unidireccional.

Entonces, ¿que ocurre con esas personas mayores que hacen gala de una falta de respeto enorme?, y algunos orgullosos de ello. Que no se merecen el respeto que más tarde o más temprano demandan. El ejemplo es el que sigue: 8.30 de la mañana metro de la linea 5 dirección Alameda de Osuna, como es de esperar el metro viene abarrotado, estoy situado donde para una de las puertas del mismo, cuando este se ha detenido y la gente que viaja en el va a abrir la puerta para poder salir, yo me hago a un lado, dejando el paso libre, para posteriormente poder entrar. Bien, al situarme así no había nadie detrás mio ni hacia el lado que me desplacé, cual es mi sorpresa cuando veo a un señor mayor, entre los 55-60 años, avanzar cual exhalación hacia donde yo me encuentro, con la puerta abierta y la gente intentando salir por la puerta, le miro y en vez de pararse intenta pasar entre el vagón y mi cuerpo, como es lógico no me muevo y el hombre desiste ante mi absoluta perplejidad por el rostro demostrado por el hombre y la poca consideración que mostraba tener, ya no ante mi, si no ante la gente que intentaba salir del metro.

Lo mejor es que cuando ya podemos entrar al vagón y habiéndose situado tras de mí, teniendo espacio y tiempo de sobra para entrar en el vagón, prácticamente yo con un pie dentro y otro fuera noto que el señor me empuja con el hombro hacia dentro con fuerza. Mi cara...un cuadro, alucinaba, no era capaz de dar crédito, y no lo merecía, ocupe como pude mi hueco, viendo como todo el mundo comprendía lo ocurrido conmigo y un par de pasajeros más, victimas de la misma técnica del hombre para entrar y seguí mi camino. El hombre se comportó así para quedarse apostado luego al lado de la puerta y bajarse en la siguiente parada.

Mi pregunta es ¿merece la pena semejante muestra de ansia y falta de civismo y respeto, solo para entrar en un vagón de metro? Yo mismo he dejado pasar metros teniendo prisa por el único hecho de no empujar a la gente que ya de por sí va incomoda en el mismo, por lo que no entiendo este tipo de situaciones, en fin, así son las cosas...

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