lunes, 14 de febrero de 2011

Viaje a Segovia

No hay nada como un viaje para cargar las pilas, sobretodo si la compañía es buena, uno de esos viajes de turismo en el que te levantas en una ciudad extraña para ti, en la que has de descubrir sus encantos, según los gustos de cada uno por supuesto. Las visitas a sitios que guardan pedazos de la historia, dar rienda suelta a la imaginación o simplemente de disfrutar de una cerveza en un bar. Pero al final lo más importante sigue siendo la compañía, sin una buena compañía una ciudad nueva no es más que un sitio extraño donde no afloran los sentimientos de felicidad, si no los de añoranza.

De esta guisa es como he conocido Segovia, si, ya había estado en alguna ocasión, pero una ciudad no la conoces si no has recorrido sus calles por el simple gusto de recorrerlas, con lo que podríamos decir que este fin de semana la he conocido. Dotado de una muy buena compañía a mi lado he podido recorrer y callejear como a mi me gusta esta ciudad, que tantos trocitos de la historia de España guarda en su interior. Su barrio judío, su catedral, que es muy bonita, pero espero que la gente que vaya a verla no se quede mirando solo la fachada, si no que de una vuelta para admirar sus distintas caras, tiene algunos puntos muy curiosos, la muralla, el famoso acueducto, pero sobretodo, por lo explendido que es, el Alcalzar. Y es que este último me dejó sin palabras, me resulto impresionante, el guía nos contó muy bien la historia, y la subida a la torre es magnifica, esos 158 escalones, unos 108 en escalera de caracol son la mano en la helada piedra, las vistas que se encuentran...

Lo mejor de el Alcázar es lo fácil que pone las cosas si quieres imaginarte como pasaron los tiempos en el pasado, las patrullas, la defensa del palacio-fortaleza...

En fin, recomiendo su visita a todo el mundo, pero lo dicho, lo más importante es, que vayáis donde vayáis, lo hagáis con la compañía adecuada. Aunque te pidan que pongas una foto como la de a continuación:


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